miércoles, 18 de noviembre de 2009

Sangre en la piscina

Hercule Poirot es invitado a almorzar en la mansión Hollow por Lady Lucy Angkatell. Al llegar, el detective belga se encuentra una auténtica escena de crimen, aunque en un primer momento piensa que se trata de una representación teatral para conmemorar su presencia.

El joven Dr. John Christow está de bruces con la cabeza en un charco de sangre al lado de la piscina. Cerca del cadáver está su tímida mujer con un arma en la mano. Enseguida Poirot comprende que no se trata de un juego, y todo indica que Gerda, la mujer de John, descubrió que su marido la traicionaba y decidió acabar con su vida.

Pero la historia se complica. El arma en la mano de Gerda no es la misma que mató a John. Agonizante, la víctima pronuncia el nombre de Henrietta, su amante. Lady Angkatell tenía un arma en una cesta de huevos...

Entonces, ¿quién mató realmente a John Christow? Poirot una vez más no se deja engañar por las apariencias, representaciones y engaños y desentrañará otro misterio.

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