miércoles, 7 de octubre de 2015

Los crímenes del monograma


Londres, 1929. Hercule Poirot está cenando en el café Pleasant cuando una mujer irrumpe en el local y le confía que alguien está a punto de matarla. Le ruega que no investigue, pues con su muerte, dice, se habrá hecho justicia. Las palabras de la mujer dejan a Poirot preocupado, especialmente cuando esta desaparezca dejando al detective belga con sentimiento de culpa y remordimientos al haberla dejado marchar sin ayudarla.

Unas horas más tarde, tres personas son asesinadas en un elegante hotel londinense. El crimen parece imposible, pues las tres personas han sido asesinadas en tres habitaciones diferentes, con un nexo en común, cada una de ellas es encontrada con un gemelo de oro con un monograma en la boca.

El encargado de la investigación es el agente Catchpool, que se verá sobrepasado por la situación al enfrentarse a una mente “meticulosa y fría” y a tres escenas del crimen que son una obra maestra de arte macabro, con un significado oculto que no logra descifrar. Pero Catchpool contará con una ayuda excepcional, Poirot, al que conoce de la casa de huéspedes en la que ambos se alojan.

Poirot no puede evitar involucrarse en el caso, pero, mientras él se esfuerza en ordenar todas las piezas, el asesino se prepara para volver a matar. Poirot se sumerge así en un misterio ambientado en el Londres de los años 20, un puzle diabólicamente inteligente que solo puede ser resuelto por el talento sin par del gran detective belga y sus "células grises".


Este libro es el primero de Poirot no escrito por la propia Agatha Christie, sino por la escritora británica Sophie Hannah, que fue especialmente autorizada por los herederos de Agatha. En palabras de Mathew Prichard, director de Agatha Christie Limited y nieto de Agatha Christie, « la idea de Sophie para la trama era tan adictiva y su pasión por el trabajo de mi abuela tan fuerte que tuvimos la certeza de que había llegado el momento de escribir una nueva Christie ». 

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